martes, 4 de febrero de 2014

Chasing Mavericks´


   



"When a wave comes, go deep."
En esta vida hay dos tipos de historias, las que te marcan y las que te aburren. Espero que esta os marque. Es una historia real, tiene que ver con la superación y como las personas cuanto menos tienen mas sonríen, y como cuando parece que no pueden estar mas destrozados, ellos solo piensan en superarse, en levantarse, en renacer. En definitiva esas personas que les pase lo que les pase, siempre se van a sentir vivas, y van a hacer sentir vivos a los que los rodean. Personas así no hay muchas, desde luego yo no conozco muchas, a esta en particular no la conocía.



Él se llamaba Jay Moriarity, si conoces algo del mundo del surf sabrás quien es, una leyenda. Vivía en Santa Cruz, California. A los 9 años su padre se marcho, dejando a su madre y a el sin nada donde caerse muertos. Ella era camarera, era de esas madres capaces de llegar del ultimo turno del restaurante e irse al primer turno solo para poder ver que a su hijo no le faltaba nada, pero tenia problemas en forma de botella de vino. Jay se refugiaba de todo haciendo surf, cogió una tabla y se echo a la mar, y unos cuantos revolcones después empezó todo.

Jay crecía rápido, y surfeaba mas rápido. De todos los niños de su edad ninguno se le acercaba en nivel. A los 15 años empezó a trabajar en una pizzeria para ayudar a su madre a pagar el alquiler, pero en su interior se sentía incompleto, triste, sin metas, quizá por no haber superado lo de su padre, lo llevaba muy dentro, ni siquiera había sido capaz de abrir una carta que le envió su padre desde Panamá,  que conservo durante años. Trabajaba para una vida sin futuro, pero aun así se reía. La sonrisa de su cara nunca se borraba o al menos, eso escribieron en los libros los que le conocieron. Hasta que un día todo dejo de ser un sin sentido.

Jay conoció a Frosty Hesson, quien asumiría el papel de su padre, a regañadientes al principio, pero el roce hace el cariño, se convirtió en su entrenador y le preparo para lo que era una insensatez, una locura; Surfear Mavericks. Algo que llenaria la vida de Jay de ilusión para siempre. Surfear una de esas olas era lo único que Jay quería , pero no fue fácil, aprendió a estudiar cada ola, cada corriente, los fondos marinos, los intervalos de tiempo entre las olas, se conocía  el mar como la palma de su mano, pero esto no era suficiente.

La preparación de Jay según Frosty se basaba en los 4 pilares de la humanidad: Físico, mental, emocional y espiritual, aunque confiesa que él esta muy débil en el cuarto. A través de este régimen Jay empieza a crecer como nunca antes, empieza a verle el sentido a las cosas y a creer en las personas.  Ademas ayuda a Frosty a encontrar su cuarto pilar, (empieza a ocuparse de su familia, de sus amigos...etc.) Digamos que crean una sociedad en la que ambos se ayudan, son como un padre y un hijo.

En esta vida hay varias clases de hijos, unos nacen de ti y otros te los encuentras. Jay seguía con su preparación, porque estaba convencido de que no había nada mas que podría dar sentido a su vida, creía que surfear una maverick era lo único que había venido a hacer en este mundo, la única manera de sentirse vivo. Pero, Para matar a un gigante hace falta una lanza sagrada, y todos tenemos gigantes, pero no todos tenemos lanzas. La cosa es que no todos somos Jay, no todos tenemos esa sensación de seguridad total, de que sin eso que perseguimos, sin ese gigante que matar, nuestra vida no es mas que vida. Quizá eso es lo que le hacia especial, un vinculo eterno con el riesgo, cueste lo que cueste, pase lo que pase, pero siempre intentándolo, todo por lo que ama, todo por las olas y Kim, porque claro, como en toda buena historia, también había una chica.

Jay estuvo preparado, claro que lo estuvo. Así que una buena mañana de junio, se dio a conocer al mundo porque oh casualidad, el destino quiso que el fotógrafo de la revista surfer estuviera en aquella playa de california ese día, ese día en que Jay demostró para lo que había venido al mundo, ese día en el que Jay se enfrento a su maverick. Paso a la historia por enfrentarse a sus metas, perseguirlas tan  fuerte que se podría haber llevado todo por delante, sin importarle un carajo, porque gente como Jay entiende el miedo, pero huye del pánico, porque gente como Jay sonríe al peligro y baila como un funambulista por la delgada linea salvaje de la vida, porque gente como Jay, no queda.


Jay se convirtió en surfista profesional, viajo alrededor de todo el mundo, se caso con el amor de su vida y a los 23 años nos dejo, en un accidente de buceo. lo que nace para ser del mar, se queda en el mar. Además el lo sabia, sabia que gente como el no suele durar demasiado, y ya se lo escribió a Frosty en una carta antes de irse a perseguir su maverick:
"No se como es un padre pero ahora se como debería de serlo. Muchas gracias, y ahora lo consiga o no, siempre he sentido que no estaré mucho tiempo por aquí, quizá por eso quiero coger esta ola, porque cuando mire hacia abajo desde la cresta y la coja, seré parte de ella y en ese momento sabre que estoy vivo." 
        Jay Moriarity, 1978 - 2001
En definitiva, gente como Jay no hay mucha. Sería un problema que la hubiera, esa pasión por conseguir lo que quiere y esa ambición en toda su manera de vivir era única, tan única que se fue con él, pero a nosotros nos queda la historia, historia que nos sirve para aprender que cuando hay algo que queremos conseguir, sin esfuerzo, sin sacrificio, sin perder otras cosas por conseguirlo, no puede ser posible. La vida no regala nada a nadie, pero tu a ella puedes regalarla una sonrisa mientras luchas, por que en el fondo esa lucha por conseguir lo que quieres es la que va a hacer que conserves lo que obtengas, y cuando creas que ya no tienes nada, es entonces cuando solo te quedara tu sonrisa y habrás aprendido a vivir. 


Desde aquí mi pequeño homenaje a esta leyenda del deporte y de la vida.


XVIII.

Kim Moriarity.



 

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